Publicado en Actualidad, novela histórica

Salama: «He pretendido escribir una novela de guerra que humanice, que saque la parte buena de las personas»

E.M.Gallego

Luisa Salama estudió Economía, pero siempre le apasionó escribir y comunicar historias. Para materializar este deseo ha escrito hasta la fecha las novelas El cielo en tu boca, María Enedina y Que se aclaren los días.

Fue muy joven a Jerusalén y ha comentado que fue una experiencia que le marcó enormemente. Imagino que de esta circunstancia nace su novela Que se aclaren los días. ¿Es así?

Sí, viajé a Jerusalén muy joven, recuerdo que no tenía miedo y me parecía vivir en el centro del mundo en el sentido de que las tres culturas, las tres grandes religiones convivían en hermandad. Era la época de los hippies, se hablaba de paz, los israelíes se creían fuertes y pensaban que su Gobierno les protegía. Y en ese ambiente festivo y que nos procuraba tanta seguridad, en el día más sagrado del año judío, todos escuchamos las sirenas, las alarmas anunciando una guerra que nos sorprendió, lo que luego se llamó la Guerra de Yom Kipur.

¿Qué pasó en Jerusalén mientras estuvo allí y qué fue lo que más le llamó la atención?

El 6 de octubre de 1973, en el día de kipur, el ayuno, las sirenas anunciaban un ataque conjunto de la alianza de Siria y Egipto. Siria atacaba a Israel en el norte, en los Altos del Golán y Egipto en la frontera sur, que en esa época estaba en la línea Bar Lev, a lo largo del Canal de Suez. Nadie lo esperaba y se produjo el caos en la población. El ataque ocurría en el día más sagrado del año judío. La gente estaba con sus familias o de vacaciones y no fue fácil la movilización de los reservistas. El ejército de Israel se nutre básicamente de la sociedad civil, estudiantes, camareros, empresarios, oficinistas, maestros, etc. Los reservistas salían entonces a la desesperada a encontrar a sus unidades.

Nuestro mundo cambió de repente, -como cambia siempre en una guerra cuando se está dentro-. No existía futuro, solo incertidumbre y presente. No podíamos ser felices y entonces me di cuenta de que lo más importante era la paz, que en nuestras vidas dábamos por segura. Nadie sabía lo que iba a ocurrir, ni si los misiles llegarían a las ciudades importantes y los enemigos acabarían con Israel, solo sabíamos que teníamos que correr a los refugios cada vez que sonaba la sirena.

¿Cómo se ha documentado en este proceso de escritura?

Esta experiencia me produjo una huella importante, 40 años después me surgió la necesidad de entender los acontecimientos que precipitaron ese triste 6 de octubre de 1973 y empecé a leer y a estudiar. Entonces me di cuenta de que había vivido una guerra muy importante, una guerra de supervivencia para el estado de Israel y que hizo sentirse vulnerables a los israelíes. Fue también la guerra que permitió, por primera vez, la paz con un país árabe, Egipto; paz y reconocimiento que perdura. Después Israel firmaría acuerdos de paz con otros países árabes.

¿Cuánto ha durado el proceso de escritura hasta acabar la novela?

El proceso ha sido largo y laborioso. A través del estudio de la historia y testimonios de los que vivieron esa guerra, voluntarios, soldados, heridos, prisioneros… fueron surgiendo los diferentes personajes. Siempre he tenido el deseo de reflejar el lado humano, el lado de las familias, las mujeres, además de los soldados, y no solo desde el punto de vista de los israelíes sino también del otro lado de las fronteras.

La novela tiene un narrador omnisciente, ¿por qué, habiendo vivido los acontecimientos, no escribió el relato en primera persona?

El primer borrador fue en primera persona, pero aquello no me permitía mostrar la complejidad que yo buscaba. Así que me decidí por escribir en tercera persona con cuatro narradores, cuatro voces, las de los protagonistas, lo que me permitía un espectro mucho más amplio para contar la historia. De manera que los capítulos de los diferentes personajes se van alternando a lo largo de la novela, entrelazándose.

¿Son reales los personajes? ¿Cómo ha sido su construcción?

Los personajes no son reales, pero surgen, como digo, del estudio de la historia y sus deseos y peripecias son reflejo de muchos testimonios reales. En su elaboración he pretendido que sus historias se pudieran leer como relatos independientes a través del avance de la novela.

¿Hasta dónde llega el punto de realidad en esta novela y hasta dónde la ficción?

Es una novela y, como tal, es ficción, pero la parte histórica es real y los personajes reflejan mundos reales.

A raíz de la guerra entre Israel y la Alianza de Egipto con Siria, en esta novela ha querido narrar el lado humano de las dos partes del conflicto. ¿Le ha resultado difícil mantenerse neutral y ofrecer una visión objetiva de los acontecimientos?

No me ha resultado difícil porque me he nutrido de diferentes autores y, en este aspecto, me gustaría resaltar el libro de Jehan Sadat A woman in Egipt, que me permitió dar vida con mayor profundidad a dos personajes árabes de la novela y adentrarme en sus miedos y razones.

¿Cómo ha conjugado en la narración dos polos tan opuestos como son el amor y la guerra?

Mis personajes son jóvenes diferentes que luchan por conseguir sus objetivos en un ambiente muy complicado. El amor, de una u otra forma, está siempre presente en sus vidas. No creo que hubiera podido escribir esta novela sin amor. El amor es un motor poderoso, potente y universal que nos mueve y que nos sostiene en los peores momentos. En las novelas impulsa la narrativa y nos permite entender a los personajes, los humaniza.

Que se aclaren los días es un relato de aventuras, pero también tiene una parte didáctica para quienes desconocen los pormenores de la guerra de Yom Kipur, ¿es consciente de esta responsabilidad?

Sentí la necesidad de transmitir lo que había aprendido y la novela es mi medio de hacerlo. Detrás de sus páginas existe el deseo profundo de entretener mediante las diferentes tramas, pero también de aportar enseñanzas históricas y ayudar a comprender mejor la complejidad del conflicto de Israel y los países árabes. He pretendido escribir una novela de guerra que humanice, que saque la parte buena de las personas.

ACTUALIDAD

Han pasado 50 años del conflicto protagonista de su libro, pero desgraciadamente las guerras no se erradican. ¿Cómo está viviendo lo que está pasando entre Israel y Hamás?

Con muchísima tristeza y congoja. El siete de octubre, cuando se cumplían 50 años de la guerra de Yom Kipur, Israel fue atacado de nuevo en un día sagrado, pero esta vez por un grupo terrorista que amenaza su supervivencia. Hamás atacó a la población civil de treinta kibutsim y un concierto para la paz. Las imágenes grabadas por los propios terroristas a través de sus cámaras Go-pro y móviles así como cámaras de seguridad muestran horribles crímenes contra la humanidad de más de 1.200 personas en un solo día, que no veíamos desde el Holocausto. Bebés en una guardería sacados de sus cunas y masacrados, padres abrazados a sus hijos quemados vivos, ancianos, mujeres y niñas violadas, una mujer embarazada a la que abrieron la barriga para matar a su bebé… y 240 rehenes (no solo israelíes, de muchas nacionalidades, y no solo judíos también beduinos israelíes). No me gusta volver a ello, es demasiado doloroso, pero es muy importante que exista repulsa universal a este crímen contra la humanidad.

Y este ataque terrorista que provocó que Israel declarara la guerra a Hamás, llegaba justo cuando se estaban negociando acuerdos de paz entre Israel y Arabia Saudita así como con otros países árabes. Acuerdos muy importantes para la paz en la región, que se frenaron con la guerra empezada por Hamás, grupo terrorista que no solo secuestró rehenes en Israel, sino que tiene secuestrado a su propio pueblo como escudos humanos, de ahí el doble crimen.

El ataque de Hamás contra la población civil, en lugar de generar una unánime repulsa y solidaridad por las víctimas, ha aumentado el antisemitismo en el mundo, lo que es muy preocupante.

LITERATURA

¿Nos puede adelantar algo de algún nuevo proyecto entre manos?

En estos momentos estoy escribiendo una saga familiar con el telón de fondo de las guerras de España y Marruecos.

¿Se ha dedicado siempre a la literatura?

Digamos que llevo escribiendo desde hace más de veinte años, siempre esforzándome en mejorar los textos. Cuando comencé solo pensaba en el fondo, creía que lo importante era la historia que quería contar. Con los años me he ido dando cuenta de que la estructura, el narrador o narradores, las voces, el tono, la cadencia, los personajes, las tramas, el impulso narrativo, los diálogos, las descripciones… en definitiva la forma es importantísima en la escritura. Así que ahora me preocupa todo: la forma, el fondo y el contexto histórico, por supuesto, el mundo en el que viven mis personajes.

¿Por qué decidió tomar este camino de la escritura?

Siempre me gustó poder comunicar historias y mi forma de hacerlo es a través de las novelas. Si lo que escribo le sirve a alguien para mejorar algún aspecto de su vida me sentiría muy satisfecha.

¿Cuál es su mayor obstáculo a la hora de escribir un libro?

El tiempo. Mis novelas requieren mucho tiempo de soledad y de silencio, lo que no es a veces compatible con la vida. Siempre que vuelvo a leer un borrador cambio algo, nunca me quedo cien por cien satisfecha.

Publicado en Actualidad, Novela contemporánea

La sombra de Zafón es alargada

E.M.Gallego

Hoy se cumplen tres años de la muerte de uno de los mejores autores contemporáneos de la literatura española. El segundo más leído después de Miguel de Cervantes en castellano. Carlos Ruiz Zafón se fue el 19 de junio de 2020, cuando una pandemia arrasaba el mundo; cuando sus libros eran más necesarios que nunca para evadirnos de las situaciones especialmente dolorosas de aquellos días.

Marchó demasiado pronto. Solo tenía 55 años. Nos dejó un legado literario breve, pero de extrema calidad. Cuando abrió las puertas de El cementerio de los libros olvidados  con su aclamada Sombra del viento el éxito se convirtió en su compañero de viaje. Vendió millones de ejemplares y fue galardonado con numerosos premios. Después de quince años, Zafón concluyó la saga con El laberinto de los espíritus. En 2016 finalizó esta tetralogía que no se desgastó en ningún momento. Cerró las tramas y despejó las dudas. Punto final. Lo que no imaginábamos es que así acababa también su haber literario con una muerte prematura que, por así decirlo, dejó huérfanas a sus legiones de seguidores.

Homenaje a la literatura

Zafón tenía la virtud de convertir cada una de sus novelas en un homenaje a la literatura, a los libros y librerías y a los lectores. Con su pluma gestó el mágico cementerio de los libros olvidados, en el centro de la ciudad de Barcelona. Allí se depositaban los libros perdidos en el olvido, que vivían en esa especie de palacio esperando a un nuevo lector o un nuevo espíritu. Decía Zafón, por boca de sus personajes, que «cada libro que aquí ves ha sido el mejor amigo de alguien». Qué cierto.

El autor catalán sabía conectar con el lector. Escribió la Trilogía de la Niebla, compuesta por El príncipe de la niebla, El palacio de la medianoche y Las luces de septiembre.  Todas ellas dentro del género de narrativa juvenil al igual que Marina. Enmarcadas en la narrativa adulta están La sombra del viento (2001), El juego del ángel (2008), El prisionero del cielo (2011) y El laberinto de los espíritus (2016), que conforman la tetralogía de El cementerio de los libros olvidados (2001-2016). En la primera de estas novelas prefirió que pesara el acercamiento iniciático a la literatura, en la segunda lo gótico mientras que en la tercera cobraron protagonismo las aventuras y cerró el cuarteto con un sobresaliente ejercicio de intriga. Además, fue creador de relatos y cuentos.

Barcelona, un personaje más

Su narración nos trasladaba siempre hasta una Barcelona que va despertando de sus años grises para dar con la ciudad de los Juegos Olímpicos de 1992 en el último libro de su tetralogía más conocida. Plantó la semilla de su universo literario en una Barcelona gótica que evocó como nadie y que fue un personaje más de sus novelas. Una ciudad de luces y de sombras, de descripciones envolventes, de misterio y de intrigas protagonizadas por unos personajes que era imposible perfeccionar más.

Las cuatro piezas de esta tetralogía, que para el autor fue su gran proyecto literario, comparten personajes y tramas si bien en cada uno de estos libros Ruiz Zafón nos contó una historia cerrada, por lo que no hay problema en entrar a ella por cualquiera de sus cuatro puertas.

Alejado de la fama

Sus libros se esperaban con ansias y a pesar del boato que, por ejemplo, rodeó a la presentación en el Templo Expiatorio del Tibidabo (Barcelona) de El laberinto de los espírítus, se mantuvo alejado de la fama haciendo lo que más le gustaba, que era escribir libros que algún día se convirtieran en «los mejores amigos de alguien». También rechazó que este proyecto se adaptara a la gran pantalla.

Crítica sobre El laberinto de los espíritus

 

Publicado en Aventuras

El orfebre

‘El orfebre’ es la primera novela de Ramón Campos.

E.M.Gallego

Sinopsis

Un joven de diecisiete años trabaja en el taller de orfebrería de su padre. Instruido en el oficio desde niño, le espera un prometedor futuro en la talla de piedras preciosas. Pero su vida experimenta un vuelco cuando conoce a Isabel, la hija de un aristócrata venido a menos que anuncia que concederá la mano de su hija a quien le ofrezca el diamante más grande que jamás se haya visto. De la agitada Barcelona a la bulliciosa Ámsterdam y su mercado de diamantes; de Holanda a Sudáfrica; de la refinada Ciudad del Cabo a las abrumadoras minas de Kimberley repletas de esclavos, pasando por el temible desierto de Karoo, el orfebre recorrerá un mundo fascinante, cautivador y cruel al mismo tiempo, junto al despiadado marqués de Terrassa y a la dulce esclava Etweda.

Ramón Campos ha tallado un diamante en bruto, quizás mucho mejor que el que durante toda su novela, ‘El orfebre’, persigue el protagonista. Empezando porque el libro, publicado en abril de 2019, goza de una ambientación que hace sentir al lector como el propio aventurero. La primera cruz en el mapa se sitúa en la Barcelona de finales del siglo XIX y en un país convulso metido de lleno en la Guerra de Cuba y en los alzamientos carlistas. Mientras, el personaje principal trabaja en una humilde orfebrería junto a su padre, al que apodan el Inglés, y su madre, que ejerce de dependienta y a cuya enfermedad van todos los ahorros de la familia.

Hasta que un domingo en misa Isabel, una niña de 15 años, se cruza con el protagonista en la iglesia de Santa Anna y ya nada volverá a ser lo mismo para ninguno de los dos jóvenes. Para empezar porque nos situamos en una época donde la vestimenta y la ubicación en los bancos de la iglesia ya marcaban la diferencia entre las clases sociales. Pero él, idealista donde los haya, cree que podrá salvar los obstáculos y emprende un viaje por Ámsterdam, Ciudad del Cabo, las minas de Kimberley y el desierto de Karoo junto al marqués de Terrassa y su esclava Etweda buscando el diamante más grande del mundo como dote para el padre aristócrata, que concederá la mano de su hija Isabel a quien consiga este reto para sacarles de apuros económicos.

Relato de vértigo

Tras la presentación de personajes y del contexto, Campos nos sumerge en un relato de vértigo que me ha encantado si bien es cierto que el enamoramiento del protagonista, un chico de 16 años del que no sabremos el nombre hasta el final del libro, me ha parecido un poco exagerado, ya que apenas se conocen más allá del típico recurso literario del cruce de miradas e intercambio de cuatro palabras por así decirlo. Al margen de esto -que no le resto importancia porque es el leitmotiv de la novela-, este libro de aventuras merece mucho la pena. Es ágil, de capítulos cortos, con una atmósfera que envuelve en todo momento y una fabulosa contrarreloj que engancha desde las primeras páginas por ver si el joven encuentra en cien días el diamante por el que luchan dos pretendientes más.

Por encima de todo me han gustado los consejos que el padre le da al chico para ejercer la profesión de la mejor forma posible y desde el respeto y la humildad. En breves capítulos estas recomendaciones se van intercalando en la novela con las partes dedicadas a la travesía. Ante todo le ayudarán a seguir adelante en este viaje lleno de vicisitudes. La primera es encontrarse con el marqués de Terrassa. Siempre acompañado de lupa y pinzas, un lingote de oro y la foto de Isabel, el joven orfebre se enfrenta a todo tipo de adversidades con la sabiduría del padre como escudo. El hijo las sigue a rajatabla sin ápices de rebeldía que podrían ser propios de su edad.

Novela de crecimiento

Es una novela de aprendizaje y crecimiento. Y es que otro punto a favor de ‘El orfebre’ es asistir en primera persona a la evolución del personaje principal, desde la inocencia hasta convertirse en un adulto que busca siempre las artimañas para ir un paso por delante sin perder de vista las enseñanzas de su progenitor y el recuerdo de su amada, que son su consuelo. La novela tiene grandes golpes de efecto que, al menos yo, no he visto venir en esta narración que abarca desde 1873 a 1890 a lo largo de 95 capítulos. Es la ópera prima de Ramón Campos.

En el relato se masca la tensión página a página. También el suspense y la intriga porque todos callan lo que saben y algunos no son quienes dicen ser. Cuanto más cariño coges al protagonista, más odias al marqués de Terrassa, un traficante de esclavos, listo como nadie y sin ninguna clase de escrúpulos. Bernardo García, que así es como se llama el antagonista, le obliga a que acepte a Etweda como esclava. Entre ellos cada vez la relación es más estrecha y nos deparará sorpresas, que para mí también está entre lo mejor de esta novela. A medida que avanza el texto poco sabemos de Isabel, quizás hubiera estado bien dotar de más profundidad a este personaje mientras el chico recorre las minas y mercados de diamantes para conseguir esa joya tan ansiada y contraer matrimonio. En esta travesía irán a caballo y en barco. El lector se siente un personaje más y a ello contribuye sin duda el estilo directo, visual y cinematográfico del autor, se nota que es guionista de cine y televisión. En ‘El orfebre’ no dejan de pasar cosas, la mayor parte de ellas son imprevisibles y se apuntalan con diálogos y narración a partes iguales. Es clara, va al grano, no sobra nada. La primera persona siempre es una buena elección para hacer del protagonista un personaje convincente y creíble. Para ponerte en su piel, angustiarte y admirar su arrojo y valentía.

¿Segunda parte?

Solo al final del libro -muy bien documentado-, veremos si la nieve, pasar frío en el desierto (sí, frío en el desierto) y sufrir las tormentas de arena y polvo le valen la pena al héroe de este relato de pinceladas épicas. Recomiendo recrearse sobre todo en la descripción dinámica de esta travesía a su paso por el peligroso desierto de Karoo. Además, a este diario o cuaderno de bitácora no le falta su parte onírica. Desde el punto de vista estructural, no hay tramas paralelas y la novela es cerrada aunque no queda descartada del todo una segunda parte. Pero que quede claro que en la última página todo está atado, y muy bien atado. Así, y por si no ha sido suficiente, el escritor da la campanada con su pluma regalando a algún personaje secundario un papel protagonista. Y algo mucho mejor; una vida digna para los esclavos que lo seguían siendo a pesar de haberse abolido la servidumbre.

Fragmento

-Hijo, hay cuatro formas de reconocer si un diamante es auténtico.

-¿Cuáles son, padre? -pregunté.

-La primera es que respires sobre él. Un diamante nunca se empaña. Si lo hace, puedes estar seguro de que es falso. La segunda es dejarlo caer en un vaso de agua, si se hunde el dimante es auténtico, si flota es falso. La tercera es calentar con una vela durante treinta segundos y dejarlo caer en un vaso de agua fría. Si es un diamante falso, se romperá. Al auténtico no le pasará nada.

-¿Y la cuarta?

-La última es poner el diamante sobre una hoja de periódico. Si puedes ver las palabras a través del diamante, quiere decir que es falso. Un diamante no te dejará ver nada. Si recuerdas esto, nadie podrá engañarte nunca.

Ficha técnica

Autor: Ramón Campos

Sello editorial: Planeta

Año de publicación: 2019

Número de páginas: 336

Temática: Aventuras